Desde mi niñez estuve relacionado
con los animales. Viví dentro del Country Club de Culiacán, donde mi papá tenía
una casa prestada por su trabajo en el Club. En ese entonces y hasta el día de
hoy, el Club y sus alrededores es un lugar donde las personas van a dejar gatos
y perros que no quieren.
Recuerdo que llegamos a tener 16
gatos y varios perros. Yo me desayunaba de 6 a 8 huevos pero una parte de ellos
los repartía a los gatos que vivían con nosotros. Acostumbraba correr en las
mañanas con los perros en el campo de golf.
El campo de golf del Country se
llama Las Iguanas, por la cantidad que viven en los árboles del Club. Durante
mi niñez tuve muchas experiencias con las iguanas y otros animales e insectos.
En el Club había liebres, culebras, ardillas, topos, ratas, búhos, tlacuaches,
armadillos, diversos pájaros e insectos como abejas y hormigas. Cada campo de
golf tiene su propia fauna, que es parte de su encanto.
En las Escrituras encontramos
numerosas citas de los animales. En la creación: “E hizo Dios los animales de
la tierra según su especie, y ganado según su especie, y todo animal que se
arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno”. (Génesis
1:25). Los presentados a Adán para que los nombrase: “Formó, pues, Jehová Dios
de la tierra toda bestia del campo y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán
para que viese cómo las había de llamar; y lo que Adán llamó a los animales
vivientes, ése es su nombre. (Génesis 2:19). Los que subieron al arca de Noé:
“y todos los animales silvestres según sus especies, y todos los animales
domésticos según sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra
según su especie, y toda ave según su especie, todo pájaro, toda especie alada.
Y vinieron a Noé al arca, de dos en dos, de toda carne en que había espíritu de
vida”. (Génesis 7:14-15).
También tenemos a la habladora
asna de Balaam que fue más perceptiva que él (Números 22:21-34), los leones que
estaban en el foso en el que fue echado Daniel (Daniel 6:4-23) y el gran pez
que se tragó a Jonás (Jonás 1:17).
Jesucristo al nacer lo acostaron
en un pesebre (Lucas 2:7) quedando rodeado de animales, durante su ministerio
se refirió a las aves para enseñar el cuidado que el Padre tiene de nosotros
(Lucas 12:24) y a los bueyes en su lección sobre el correcto uso del día de
reposo (Lucas 14:5). Su entrada triunfal a Jesusalén la hizo montado en un
pollino (Marcos 11:1-11).
Cuando el Señor puso los animales
sobre la tierra se expresó de su obra en forma sencilla: “Y vio Dios que era
bueno”. (Génesis 1:25). Dios dio al
hombre dominio sobre los animales: “Y los bendijo Dios y les dijo Dios:
Fructificad y multiplicaos; y henchid la tierra y sojuzgadla; y tened dominio
sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos y sobre todas las
bestias que se mueven sobre la tierra. (Génesis 1:28). Este dominio del hombre
es un llamado a respetar, servir, preservar,
no una licencia para exterminar o ejercer “injusto dominio”.
Desde la antigüedad Dios se
preocupó por sus creaciones. En las Escrituras aprendemos que los animales
debían ser tratados con consideración y bondad:
“Si encuentras el buey de tu
enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. Si ves el asno del que te
aborrece caído debajo de su carga, ¿lo dejarás entonces desamparado? Sin falta
le ayudarás a levantarlo”. (Éxodo 23:4-5).
“Si ves el asno de tu hermano, o
su buey, caído en el camino, no te desentenderás de ellos; le ayudarás a
levantarlos”. (Deuteronomio 22:4)
“Si encuentras en el camino algún
nido de ave en cualquier árbol, o sobre la tierra, con polluelos o huevos, y
está la madre echada sobre los polluelos o sobre los huevos, no tomarás la
madre con los hijos. (Deuteronomio 22:6)
“No ararás con buey y con asno
juntamente”. (Deuteronomio 22:10).
“No pondrás bozal al buey cuando
trille”. (Deuteronomio 25:4).
“El justo cuida de la vida de su
bestia, pero los sentimientos de los malvados son crueles”. (Proverbios 12:10).
“Clamad a él cuando estéis en
vuestros campos, sí, por todos vuestros rebaños”. (Alma 34:20)
CACERÍA Y CRUELDAD A LOS ANIMALES
Desde mi niñez aprendí a respetar
y a convivir con los animales que vivían en el campo de golf. Me daba mucha
tristeza ver que los pájaros se estrellarán contra los cristales del salón de
fiestas y murieran. No estaba en mi forma de ser dañar a los animales, sino al
contrario, los dejábamos disfrutar de la vida. Siendo adulto regrese a trabajar
al Club donde crecí. En una ocasión llevaba un grupo de niños jugando golf y
encontramos una iguana que no se podía mover. Los niños no mostraron ningún
interés en rescatarla, yo me puse a hablar con ella y pedí auxilio por radio
para que vinieran por ella la bióloga del Club.
Destruir la vida animal meramente
por deporte ha sido criticado fuertemente por los líderes SUD, Lorenzo Snow lo llamó una “diversión
asesina”.
Cuando el Profeta Joseph Smith
vio a sus asociados a punto de matar tres víboras de cascabel en su campamento,
dijo: “¡Dejadlas; no les hagáis daño! ¿Cómo podrá perder la serpiente su
veneno, si los siervos de Dios tienen la misma disposición y siguen
combatiéndola? El hombre tiene que tornarse inofensivo para que los animales
puedan hacerlo; y cuando el hombre abandone su disposición destructora y cese
de destruir al reino animal, entonces el león y el cordero podrán vivir juntos
y el niño de teta podrá jugar con la serpiente sin que ésta le haga daño”
(Enseñanzas del Profeta José Smith, pag. 78).
Quizás nadie haya hablado tanto
sobre la conducta hacia los animales como George Q. Cannon, quien sirvió en la
Presidencia de la Iglesia, con 4 sucesivos Presidentes:
“Estas aves, animales y peces no
pueden hablar, pero pueden sufrir, y nuestro Dios que los creó, conoce sus
sufrimientos, y tendrá a aquel que les cause sufrimiento innecesario como
responsable por ello. Es un pecado contra su Creador”
“No destruyan la vida animal.
Nuestra religión nos enseña que la vida humana es lo más sagrado y no debe ser
quitada arbitrariamente. El Señor también ha hablado con gran claridad
concerniente a la creación animal. Las bestias, aves y peces son todas creaciones
de Su poder y sus vidas son preciosas a Su vista. Ninguna persona
apropiadamente constituida tomará ligeramente la vida de cualquier criatura; y
cada jovencita debería ser enseñada que es incorrecto adornarse con plumas
obtenidas de la matanza de pájaros. Los animales, las aves y los peces son
creados para el uso del hombre; pero sus vidas no deben ser malgastadas. Están
para proveer las necesidades del hombre, no para ser asesinados por pura
diversión o la gratificación de la vanidad… Todo niño en contacto con animales
debe ser enseñado, por sus padres y por todo quien intente instruirle, que es
un gran pecado a los ojos del Todopoderoso que la creación bruta sea tratada
con crueldad o negligencia. Un hombre misericordioso es misericordioso con sus
bestias. Un buen amo verá que sus animales estén alimentados y cuidados, si han
estado trabajando, antes de que él mismo pueda sentarse a comer o tomar un
descanso. Un hombre piadoso que ama a los animales que posee y utiliza no
estaría satisfecho de sentarse a comer si sabe que sus caballos o vacas están
hambrientos y sin atención. Se preocuparía de que tuviesen alimento y agua y
estuviesen al resguardo de las inclemencias del tiempo lo mejor posible antes
de disfrutar de su propia comida, bebida y confort. Estos mismos sentimientos
deberían grabarse en las mentes de todos los niños de modo que ningún animal
bajo su cuidado sea desatendido”. (George Q. Cannon – Gospel Truths, pag.
456/457)
En 1913, Joseph F. Smith
predicaría: “Nunca pude comprender por qué debe posesionarse del hombre ese
sangriento deseo de matar y destruir la vida animal. He conocido a hombres—y aún
existen entre nosotros— que se deleitan en lo que para ellos es el “deporte” de
cazar aves y matarlas por centenares, y después de pasar el día en este deporte
llegan jactándose de las muchas aves inofensivas que mataron a causa de su
destreza; y día tras día, durante la temporada en que es lícito que el hombre
salga a cazar y matar (tras una temporada de protección las aves no presienten
ningún peligro) salen por veintenas y cientos, y se pueden escuchar sus armas
desde las primeras horas de la mañana del día en que se inicia la temporada de
caza, como si grandes ejércitos estuvieran trabados en combate; y la espantosa
obra de matar aves inocentes sigue su curso. No creo que hombre alguno deba
matar animales o aves a menos que los necesite para alimento, y en tal caso no
debe matar avecillas inocentes que no pueden servir de alimento al hombre. Creo
que es inicuo que los hombres sientan en su alma la sed de matar casi cualquier
cosa que posee vida animal. Es malo, y me ha causado sorpresa ver a hombres
prominentes, cuyas almas mismas parecían estar sedientas de derramar sangre
animal. Salen a cazar venado, antílope, cualquier cosa que puedan encontrar, ¿y
para qué? “¡Sólo por diversión!” No es que tengan hambre y necesiten la carne de
su presa, sino simplemente porque les deleita disparar y destruir la vida. En
lo que a esto concierne, soy firme creyente en las palabras sencillas de uno de
los poetas:
“La vida que no puedes dar,
tampoco la debes destruir, Pues todas las cosas tienen derecho igual de
vivir.”(Joseph F. Smith, Doctrina del Evangelio pags. 259-260)
RESURRECCIÓN DE LOS ANIMALES
Los SUD creemos que los animales,
como los humanos, tienen espíritus, con la forma de sus cuerpos. En la
revelación moderna leemos: “el espíritu del hombre a semejanza de su persona,
como también el espíritu de los animales y toda otra criatura que Dios ha
creado”. (D y C 77:2).
Los animales, al igual que las
plantas y los seres humanos, fueron creados primeramente en los cielos y luego
físicamente sobre la tierra (Moisés 3:5). Los animales, que nos precedieron en
la tierra, vivirán eventualmente en paz sobre esta tierra durante el Milenio:
“Morará el lobo con el cordero, y
el leopardo con el cabrito se acostará; y el becerro y el leoncillo y la bestia
doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. Y la vaca y la osa pacerán; sus crías se
echarán juntas, y el león, como el buey, comerá paja. Y el niño de pecho jugará
sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la
caverna de la víbora. No harán mal ni
destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena del
conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar”. (Isaías 11:6-9).
En la revelación moderna así dice
el Señor: ‘Porque todas las cosas viejas pasarán, y todo será hecho nuevo, el
cielo y la tierra, y toda la plenitud de ellos, tanto hombres como bestias, las
aves del aire, y los peces del mar; y ni un cabello ni una mota se perderán,
porque es la obra de mis manos’ (D y C. 29:24-25)”.
Joseph Fielding Smith, siendo un
Apóstol en la Conferencia General de Octubre de 1928 declaró: “De modo que
vemos que el Señor intenta salvar, no solo la tierra y los cielos, no sólo al
hombre que mora sobre la tierra, sino también a todas las cosas que ha creado.
Los animales, los peces del mar, las aves del aire, al igual que el hombre,
serán recreados o renovados, mediante la resurrección, pues ellos también son
almas vivientes” (Conference Report, Octubre 1928, pag. 100)
El Apóstol Bruce R. McConkie escribió:
“Nada es tan absolutamente universal como la resurrección. Cada ser y cosa
viviente será resucitado. ‘Así como en Adán todos mueren, en Cristo serán todos
vivificados’ (1 Corintios 15:22). Así como los poderes creativos y redentores
de Cristo se extienden a la tierra y todo lo que hay en ella, y también a la
infinita expansión de mundos en la inmensidad, del mismo modo el poder de la
resurrección es universal en su alcance. El hombre, la tierra y toda vida en
ella serán levantados en la resurrección. (Mormon Doctrine, primera edición,
pag. 573.)
Entrando a un ámbito
especulativo, ¿podrán los animales estar con sus dueños en el más allá? No
tenemos una palabra autorizada sobre el tema, aunque es algo que, en nuestro
interior, muchos de nosotros anhelamos. Se ha sugerido que, si hemos sido
justos con nuestras mascotas, se nos permitirá estar con ellos o visitarlos en
el futuro, en base a los lazos emocionales que hayamos establecido con ellos.
Orson F. Whitney escribió (Improvement Era, de Agosto 1927, pag. 855) que
Joseph Smith esperaba tener a su caballo favorito en las eternidades.
Sé que los hombres somos
responsables ante Dios por los animales que él ha puesto en nuestra tierra. Los
animales tienen derechos que debemos respetar. Creo que seremos juzgados por el
trato que demos a los animales, incluso creo que los animales se levantarán
para acusar a los humanos que los maltrataron. Los Nimrods modernos que
destruyen la creación de Dios no tienen la calidad humana para estar en la
época milenaria descrita por Isaías, para tenerla es necesario ser amigo de los
animales como lo fue nuestro padre Adán.
Mateo Melgar Ochoa
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