domingo, 22 de enero de 2017

LOS ANIMALES Y EL EVANGELIO


Desde mi niñez estuve relacionado con los animales. Viví dentro del Country Club de Culiacán, donde mi papá tenía una casa prestada por su trabajo en el Club. En ese entonces y hasta el día de hoy, el Club y sus alrededores es un lugar donde las personas van a dejar gatos y perros que no quieren.

Recuerdo que llegamos a tener 16 gatos y varios perros. Yo me desayunaba de 6 a 8 huevos pero una parte de ellos los repartía a los gatos que vivían con nosotros. Acostumbraba correr en las mañanas con los perros en el campo de golf.

El campo de golf del Country se llama Las Iguanas, por la cantidad que viven en los árboles del Club. Durante mi niñez tuve muchas experiencias con las iguanas y otros animales e insectos. En el Club había liebres, culebras, ardillas, topos, ratas, búhos, tlacuaches, armadillos, diversos pájaros e insectos como abejas y hormigas. Cada campo de golf tiene su propia fauna, que es parte de su encanto.

En las Escrituras encontramos numerosas citas de los animales. En la creación: “E hizo Dios los animales de la tierra según su especie, y ganado según su especie, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno”. (Génesis 1:25). Los presentados a Adán para que los nombrase: “Formó, pues, Jehová Dios de la tierra toda bestia del campo y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y lo que Adán llamó a los animales vivientes, ése es su nombre. (Génesis 2:19). Los que subieron al arca de Noé: “y todos los animales silvestres según sus especies, y todos los animales domésticos según sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie, todo pájaro, toda especie alada. Y vinieron a Noé al arca, de dos en dos, de toda carne en que había espíritu de vida”. (Génesis 7:14-15).

También tenemos a la habladora asna de Balaam que fue más perceptiva que él (Números 22:21-34), los leones que estaban en el foso en el que fue echado Daniel (Daniel 6:4-23) y el gran pez que se tragó a Jonás (Jonás 1:17).

Jesucristo al nacer lo acostaron en un pesebre (Lucas 2:7) quedando rodeado de animales, durante su ministerio se refirió a las aves para enseñar el cuidado que el Padre tiene de nosotros (Lucas 12:24) y a los bueyes en su lección sobre el correcto uso del día de reposo (Lucas 14:5). Su entrada triunfal a Jesusalén la hizo montado en un pollino (Marcos 11:1-11).

Cuando el Señor puso los animales sobre la tierra se expresó de su obra en forma sencilla: “Y vio Dios que era bueno”. (Génesis 1:25).  Dios dio al hombre dominio sobre los animales: “Y los bendijo Dios y les dijo Dios: Fructificad y multiplicaos; y henchid la tierra y sojuzgadla; y tened dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos y sobre todas las bestias que se mueven sobre la tierra. (Génesis 1:28). Este dominio del hombre es un llamado a respetar, servir, preservar,  no una licencia para exterminar o ejercer “injusto dominio”.

Desde la antigüedad Dios se preocupó por sus creaciones. En las Escrituras aprendemos que los animales debían ser tratados con consideración y bondad:
“Si encuentras el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. Si ves el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿lo dejarás entonces desamparado? Sin falta le ayudarás a levantarlo”. (Éxodo 23:4-5).
“Si ves el asno de tu hermano, o su buey, caído en el camino, no te desentenderás de ellos; le ayudarás a levantarlos”. (Deuteronomio 22:4)
“Si encuentras en el camino algún nido de ave en cualquier árbol, o sobre la tierra, con polluelos o huevos, y está la madre echada sobre los polluelos o sobre los huevos, no tomarás la madre con los hijos. (Deuteronomio 22:6)
“No ararás con buey y con asno juntamente”. (Deuteronomio 22:10).
“No pondrás bozal al buey cuando trille”. (Deuteronomio 25:4).
“El justo cuida de la vida de su bestia, pero los sentimientos de los malvados son crueles”. (Proverbios 12:10).
“Clamad a él cuando estéis en vuestros campos, sí, por todos vuestros rebaños”. (Alma 34:20)

CACERÍA Y CRUELDAD A LOS ANIMALES

Desde mi niñez aprendí a respetar y a convivir con los animales que vivían en el campo de golf. Me daba mucha tristeza ver que los pájaros se estrellarán contra los cristales del salón de fiestas y murieran. No estaba en mi forma de ser dañar a los animales, sino al contrario, los dejábamos disfrutar de la vida. Siendo adulto regrese a trabajar al Club donde crecí. En una ocasión llevaba un grupo de niños jugando golf y encontramos una iguana que no se podía mover. Los niños no mostraron ningún interés en rescatarla, yo me puse a hablar con ella y pedí auxilio por radio para que vinieran por ella la bióloga del Club.

Destruir la vida animal meramente por deporte ha sido criticado fuertemente por los líderes SUD,  Lorenzo Snow lo llamó una “diversión asesina”.

Cuando el Profeta Joseph Smith vio a sus asociados a punto de matar tres víboras de cascabel en su campamento, dijo: “¡Dejadlas; no les hagáis daño! ¿Cómo podrá perder la serpiente su veneno, si los siervos de Dios tienen la misma disposición y siguen combatiéndola? El hombre tiene que tornarse inofensivo para que los animales puedan hacerlo; y cuando el hombre abandone su disposición destructora y cese de destruir al reino animal, entonces el león y el cordero podrán vivir juntos y el niño de teta podrá jugar con la serpiente sin que ésta le haga daño” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pag. 78).

Quizás nadie haya hablado tanto sobre la conducta hacia los animales como George Q. Cannon, quien sirvió en la Presidencia de la Iglesia, con 4 sucesivos Presidentes:
“Estas aves, animales y peces no pueden hablar, pero pueden sufrir, y nuestro Dios que los creó, conoce sus sufrimientos, y tendrá a aquel que les cause sufrimiento innecesario como responsable por ello. Es un pecado contra su Creador”
“No destruyan la vida animal. Nuestra religión nos enseña que la vida humana es lo más sagrado y no debe ser quitada arbitrariamente. El Señor también ha hablado con gran claridad concerniente a la creación animal. Las bestias, aves y peces son todas creaciones de Su poder y sus vidas son preciosas a Su vista. Ninguna persona apropiadamente constituida tomará ligeramente la vida de cualquier criatura; y cada jovencita debería ser enseñada que es incorrecto adornarse con plumas obtenidas de la matanza de pájaros. Los animales, las aves y los peces son creados para el uso del hombre; pero sus vidas no deben ser malgastadas. Están para proveer las necesidades del hombre, no para ser asesinados por pura diversión o la gratificación de la vanidad… Todo niño en contacto con animales debe ser enseñado, por sus padres y por todo quien intente instruirle, que es un gran pecado a los ojos del Todopoderoso que la creación bruta sea tratada con crueldad o negligencia. Un hombre misericordioso es misericordioso con sus bestias. Un buen amo verá que sus animales estén alimentados y cuidados, si han estado trabajando, antes de que él mismo pueda sentarse a comer o tomar un descanso. Un hombre piadoso que ama a los animales que posee y utiliza no estaría satisfecho de sentarse a comer si sabe que sus caballos o vacas están hambrientos y sin atención. Se preocuparía de que tuviesen alimento y agua y estuviesen al resguardo de las inclemencias del tiempo lo mejor posible antes de disfrutar de su propia comida, bebida y confort. Estos mismos sentimientos deberían grabarse en las mentes de todos los niños de modo que ningún animal bajo su cuidado sea desatendido”. (George Q. Cannon – Gospel Truths, pag. 456/457)

En 1913, Joseph F. Smith predicaría: “Nunca pude comprender por qué debe posesionarse del hombre ese sangriento deseo de matar y destruir la vida animal. He conocido a hombres—y aún existen entre nosotros— que se deleitan en lo que para ellos es el “deporte” de cazar aves y matarlas por centenares, y después de pasar el día en este deporte llegan jactándose de las muchas aves inofensivas que mataron a causa de su destreza; y día tras día, durante la temporada en que es lícito que el hombre salga a cazar y matar (tras una temporada de protección las aves no presienten ningún peligro) salen por veintenas y cientos, y se pueden escuchar sus armas desde las primeras horas de la mañana del día en que se inicia la temporada de caza, como si grandes ejércitos estuvieran trabados en combate; y la espantosa obra de matar aves inocentes sigue su curso. No creo que hombre alguno deba matar animales o aves a menos que los necesite para alimento, y en tal caso no debe matar avecillas inocentes que no pueden servir de alimento al hombre. Creo que es inicuo que los hombres sientan en su alma la sed de matar casi cualquier cosa que posee vida animal. Es malo, y me ha causado sorpresa ver a hombres prominentes, cuyas almas mismas parecían estar sedientas de derramar sangre animal. Salen a cazar venado, antílope, cualquier cosa que puedan encontrar, ¿y para qué? “¡Sólo por diversión!” No es que tengan hambre y necesiten la carne de su presa, sino simplemente porque les deleita disparar y destruir la vida. En lo que a esto concierne, soy firme creyente en las palabras sencillas de uno de los poetas:

“La vida que no puedes dar, tampoco la debes destruir, Pues todas las cosas tienen derecho igual de vivir.”(Joseph F. Smith, Doctrina del Evangelio pags. 259-260)

RESURRECCIÓN DE LOS ANIMALES

Los SUD creemos que los animales, como los humanos, tienen espíritus, con la forma de sus cuerpos. En la revelación moderna leemos: “el espíritu del hombre a semejanza de su persona, como también el espíritu de los animales y toda otra criatura que Dios ha creado”. (D y C 77:2).

Los animales, al igual que las plantas y los seres humanos, fueron creados primeramente en los cielos y luego físicamente sobre la tierra (Moisés 3:5). Los animales, que nos precedieron en la tierra, vivirán eventualmente en paz sobre esta tierra durante el Milenio:
“Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; y el becerro y el leoncillo y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.  Y la vaca y la osa pacerán; sus crías se echarán juntas, y el león, como el buey, comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora.  No harán mal ni destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar”. (Isaías 11:6-9).

En la revelación moderna así dice el Señor: ‘Porque todas las cosas viejas pasarán, y todo será hecho nuevo, el cielo y la tierra, y toda la plenitud de ellos, tanto hombres como bestias, las aves del aire, y los peces del mar; y ni un cabello ni una mota se perderán, porque es la obra de mis manos’ (D y C. 29:24-25)”.

Joseph Fielding Smith, siendo un Apóstol en la Conferencia General de Octubre de 1928 declaró: “De modo que vemos que el Señor intenta salvar, no solo la tierra y los cielos, no sólo al hombre que mora sobre la tierra, sino también a todas las cosas que ha creado. Los animales, los peces del mar, las aves del aire, al igual que el hombre, serán recreados o renovados, mediante la resurrección, pues ellos también son almas vivientes” (Conference Report, Octubre 1928, pag. 100)

El Apóstol Bruce R. McConkie escribió: “Nada es tan absolutamente universal como la resurrección. Cada ser y cosa viviente será resucitado. ‘Así como en Adán todos mueren, en Cristo serán todos vivificados’ (1 Corintios 15:22). Así como los poderes creativos y redentores de Cristo se extienden a la tierra y todo lo que hay en ella, y también a la infinita expansión de mundos en la inmensidad, del mismo modo el poder de la resurrección es universal en su alcance. El hombre, la tierra y toda vida en ella serán levantados en la resurrección. (Mormon Doctrine, primera edición, pag. 573.)

Entrando a un ámbito especulativo, ¿podrán los animales estar con sus dueños en el más allá? No tenemos una palabra autorizada sobre el tema, aunque es algo que, en nuestro interior, muchos de nosotros anhelamos. Se ha sugerido que, si hemos sido justos con nuestras mascotas, se nos permitirá estar con ellos o visitarlos en el futuro, en base a los lazos emocionales que hayamos establecido con ellos. Orson F. Whitney escribió (Improvement Era, de Agosto 1927, pag. 855) que Joseph Smith esperaba tener a su caballo favorito en las eternidades.

Sé que los hombres somos responsables ante Dios por los animales que él ha puesto en nuestra tierra. Los animales tienen derechos que debemos respetar. Creo que seremos juzgados por el trato que demos a los animales, incluso creo que los animales se levantarán para acusar a los humanos que los maltrataron. Los Nimrods modernos que destruyen la creación de Dios no tienen la calidad humana para estar en la época milenaria descrita por Isaías, para tenerla es necesario ser amigo de los animales como lo fue nuestro padre Adán.

Mateo Melgar  Ochoa

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