domingo, 26 de marzo de 2017

LA BENDICIÓN DE LOS ENFERMOS


“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren ellos por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados”. (Santiago 5:14-15).
La bendiciónde los enfermos se realizaba en la Iglesia de Jesucristo y fue establecida por él mismo: “Y no pudo hacer allí ningún milagro; solamente sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos”. (Marcos 6:5). Los apóstoles siguieron el modelo de su Maestro: “Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban”. (Marcos 6:13).


El Salvador resucitado incluyó esta práctica en la gran comisión que dio a sus once discípulos: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.  El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado. Y estas señales seguirán a los que creyeren: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas;  tomarán serpientes en las manos y, si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos impondrán sus manos, y sanarán. (Marcos 16:15-18). Así vemos que de la mano con predicar el evangelio está el bendecir a los enfermos.


La práctica fue restaurada en nuestra dispensación por el Profeta José Smith. La revelación dice: “Y los que de entre vosotros estén enfermos, y no tengan fe para ser sanados, pero creyeren, serán nutridos con toda ternura, con hierbas y alimento sencillo, y esto no por mano de un enemigo.  Y los élderes de la iglesia, dos o más, serán llamados, y orarán por ellos y les impondrán las manos en mi nombre; y si murieren, morirán para mí; y si vivieren, vivirán para mí. Y además, sucederá que el que tuviere fe en mí para ser sanado, y no estuviere señalado para morir, sanará. (DyC 42:43-44, 48).


La bendición de los enfermos la realizan hombres que poseen el Sacerdocio de Melquisedec, valiéndose de aceite consagrado. La bendición tiene dos partes: la unción con aceite y el sellamiento de la unción.


En los hogares SUD, el padre poseedor del Sacerdocio de Melquisedec, normalmente bendice a los miembros de su familia que están enfermos, en la Iglesia los hermanos deben bendecir a los enfermos a petición de la persona enferma a fin de que la bendición se reciba de acuerdo con su fe.


El don de la sanidad es uno de los dones del Espíritu, es un don que puede estar presente en quien administra la bendición y en quien la recibe. El apóstol Pablo escribió: “y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu”. (1 Corintios 12:9). La revelación moderna dice:”Y además, a unos les es dado tener fe para ser sanados; y a otros, fe para sanar. (DyC 46:19-20).


La sanidad es por la fe en Jesucristo, pero debemos hacer uso de la medicina porque es también por medio de ella que el Señor contesta nuestras oraciones.


Durante el tiempo que serví como misionero y cuando serví como obispo es cuando más bendiciones a enfermos he dado. Como patriarca de mi familia he tenido la oportunidad de bendecirlos cuando están enfermos. Es una ocasión sagrada y solemne.

Las sanaciones de enfermos ocurren actualmente en la Iglesia, tal como en los tiempos de Jesucristo y sus apóstoles. En cuanto a divulgar estas sanaciones el Señor dijo: “Pero un mandamiento les doy, que no se jacten de estas cosas ni hablen de ellas ante el mundo; porque os son dadas para vuestro provecho y para salvación. (DyC 84:73). Lo cual es consistente con el ejemplo que el Salvador nos dio: “Y extendiendo Jesús su mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra fue limpiada.  Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que mandó Moisés, para testimonio a ellos. (Mateo 8:3-4).

Este es un segmento de uno de los libros que estoy escribiendo.

Mateo Melgar  Ochoa

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EL NOMBRE DE LA IGLESIA


El nombre de la Iglesia es una evidencia más de la divinidad de ella. Como consecuencia de la apostasía surgieron cantidad de iglesias, las cuales en su nombre nos muestran su origen no divino.

La mayoría de los nombres de las iglesias llevan el nombre de sus líderes o algún concepto del evangelio que las caracteriza.


Este problema se presentó en la Iglesia original del Salvador: “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros disensiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque se me ha informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los que son de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.  Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo.  ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?”. (1 Corintios 1:10-13).


En el Libro de Mormón encontramos un precedente sobre el nombre que debe llevar la Iglesia:
“Y Jesús se les manifestó de nuevo, porque pedían al Padre en su nombre; y vino Jesús y se puso en medio de ellos, y les dijo: ¿Qué queréis que os dé?  Y ellos le dijeron: Señor, deseamos que nos digas el nombre por el cual hemos de llamar esta iglesia; porque hay disputas entre el pueblo concernientes a este asunto.
Y el Señor les dijo: De cierto, de cierto os digo: ¿Por qué es que este pueblo ha de murmurar y disputar a causa de esto?  ¿No han leído las Escrituras que dicen que debéis tomar sobre vosotros el nombre de Cristo, que es mi nombre? Porque por este nombre seréis llamados en el postrer día; y el que tome sobre sí mi nombre, y persevere hasta el fin, éste se salvará en el postrer día.
Por tanto, cualquier cosa que hagáis, la haréis en mi nombre, de modo que daréis mi nombre a la iglesia; y en mi nombre pediréis al Padre que bendiga a la iglesia por mi causa. ¿Y cómo puede ser mi iglesia salvo que lleve mi nombre? Porque si una iglesia lleva el nombre de Moisés, entonces es la iglesia de Moisés; o si se le da el nombre de algún hombre, entonces es la iglesia de ese hombre; pero si lleva mi nombre, entonces es mi iglesia, si es que están fundados sobre mi evangelio”. (3 Nefi 27:2-8).


El 26 de abril de 1838 el Señor reveló a José Smith el nombre de la Iglesia: “porque así se llamará mi iglesia en los postreros días, a saber, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”. (DyC 115:4). Por consiguiente el nombre de la Iglesia no proviene del estudio, la investigación o de una ocurrencia, sino por revelación de Jesucristo. Llama la atención que de todas las iglesias existentes en esa época ninguna llevaba el nombre del Señor.


Veamos en partes el nombre de la Iglesia porque cada frase es significativa. “La Iglesia de Jesucristo” indica que Jesucristo es la cabeza de la Iglesia y que su evangelio, sus enseñanzas y su divina autoridad constituyen el fundamento de la Iglesia. En la Biblia leemos: “y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia”. (Colosenses 1:18). “Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el salvador del cuerpo”. (Efesios 5:23).


La frase “de los Santos”. A los miembros de la la Iglesia primitiva se les llamaban santos. En realidad la palabra santo es anterior a Jesucristo y se utiliza 36 veces en el Antiguo Testamento.
Por ejemplo: “Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: Santos seréis, porque santo soy yo, Jehová, vuestro Dios”. (Levítico 19:2).
“Reunidme a mis santos, los que hicieron conmigo convenio mediante sacrificio”. (Salmos 50:5).
“Porque Jehová ama la justicia y no desampara a sus santos; para siempre serán guardados". (Salmos 37:28). “Para que os acordéis y cumpláis todos mis mandamientos y seáis santos a vuestro Dios”. (Números 15:40).


En el Nuevo Testamento la palabra santo aparece 62 veces. El término cristianos que también se utilizó para identificar a los seguidores de Cristo, aparece 3 veces. (Hechos 11:26, 26:28, 1 Pedro 4:16). Las cartas de los apóstoles iban dirigidas a los santos es decir a los miembros de la Iglesia, ya que el término santo era aplicable a cualquier persona que era miembro de la Iglesia. Por ejemplo:


“a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”. (Romanos 1:7)
“a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo en todo lugar, Señor de ellos y nuestro”. (1 Corintios 1:2)
“Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso” (Efesios 1:1)
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos con los santos, y miembros de la familia de Dios”. (Efesios 2:19).
“Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo os saludan. Todos los santos os saludan, y mayormente los que son de la casa de César”. (Filipenses 4:21-22).
“Os encargo, por el Señor, que esta carta sea leída a todos los santos hermanos”. (1 Tesalonicenses 5:27).


Así vemos que el término santos está de acuerdo con el uso que se le da en el Nuevo Testamento, es decir los santos son los miembros de la Iglesia de Jesucristo. En las Escrituras la palabra santos no se usa como un término de santidad especial, ya que esta práctica de canonizar a miembros u oficiales de iglesias cristianas por haberse distinguido de cierta manera surgió de tradiciones posteriores al Nuevo Testamento.


La frase “de los Últimos Días” indica que es la Iglesia de Jesucristo establecida antes de su segunda venida, para distinguirla de la Iglesia original establecida en el meridiano de los tiempos.


El nombre oficial de la Iglesia, es una muestra de cómo el Señor diferencia su Iglesia de las demás y es un claro indicador de la unidad de la Iglesia y su doctrina. En contraste otras religiones ponen diferentes nombres a sus iglesias.


Este orden en la Iglesia era el que buscaba el apóstol Pablo: “porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz, como en todas las iglesias de los santos”. (1 Corintios 14:33). Y el Señor lo ha dicho claramente en esta dispensación: “He aquí, mi casa es una casa de orden, dice Dios el Señor, y no de confusión”. (DyC 132:8).

Cuando conocí la Iglesia fue difícil recordar su nombre. Cuando serví como misionero tocábamos muchas puertas y cuando nos abrían casi se nos iba el aire cuando nos presentábamos: “Buenas tardes, somos misioneros de la Iglesia de Jesucristo…. y tenemos un mensaje para usted”. Para mi el nombre de la Iglesia es una evidencia más de su divinidad.

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Mateo Melgar  Ochoa

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LA BENDICIÓN DE LOS NIÑOS

BETSY, DE BEBE
El precedente sobre la bendición de los niños fue establecido por Jesucristo.  En la Biblia leemos: “Y tomándolos en los brazos (a los niños), poniendo las manos sobre ellos, los bendecía”. (Marcos 10:16). En el Libro de Mormón: “y tomó a sus niños pequeños, uno por uno, y los bendijo, y rogó al Padre por ellos”. (3 Nefi 17:21).  
Este modelo establecido por Jesucristo en la antigüedad ha sido restaurado en nuestra dispensación. En una revelación concerniente al gobierno de la Iglesia, el Profeta José Smith recibió instrucciones específicas sobre esta ordenanza: “Todo miembro de la Iglesia de Cristo que tenga hijos deberá traerlos a los élderes ante la iglesia, quienes les impondrán las manos en el nombre de Jesucristo y los bendecirán en su nombre”. (DyC 20:70).
Como poseedor del Sacerdocio del Melquisedec tuve el privilegio de bendecir a cada uno de nuestros hijos poco después de su nacimiento. Por medio de la bendición recibieron el nombre por el cual son conocidos en esta tierra y palabras de bendición para su vida terrenal.
Las bendiciones las hicimos en la Iglesia en una reunión dominical conocida como reunión de ayuno y testimonios, de la cual hablaremos más adelante.
La bendición de cada uno de nuestros hijos fue una ocasión especial para nuestras familias, pero no hubo invitaciones impresas, ni fiesta, ni ropas especiales, ni padrinos. La Iglesia nos invita a preservar la naturaleza sagrada de la bendición, compartiendo el evento sin extravagancia y sin mercantilismo.

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Mateo Melgar  Ochoa

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LOS ARTÍCULOS DE FE


Los Artículos de Fe bosquejan 13 puntos básicos de las creencias de la Iglesia. El Profeta José Smith los escribió inicialmente como parte de una carta que envió a John Wentworth, un redactor de prensa, para responder a su solicitud en la que deseaba saber en qué creían los miembros de la Iglesia. Estos artículos fueron posteriormente publicados en varios periódicos de la Iglesia. En la actualidad, se consideran Escritura y forman parte de La Perla de Gran Precio. Estos son los Artículos de Fe:
1. NOSOTROS creemos en Dios el Eterno Padre, y en su Hijo Jesucristo, y en el Espíritu Santo.
2. Creemos que los hombres serán castigados por sus propios pecados, y no por la transgresión de Adán.
3. Creemos que por la Expiación de Cristo, todo el género humano puede salvarse, mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio.
4. Creemos que los primeros principios y ordenanzas del Evangelio son: primero, Fe en el Señor Jesucristo; segundo, Arrepentimiento; tercero, Bautismo por inmersión para la remisión de los pecados; cuarto, Imposición de manos para comunicar el don del Espíritu Santo.
5. Creemos que el hombre debe ser llamado por Dios, por profecía y la imposición de manos, por aquellos que tienen la autoridad, a fin de que pueda predicar el evangelio y administrar sus ordenanzas.
6. Creemos en la misma organización que existió en la Iglesia Primitiva, esto es, apóstoles, profetas, pastores, maestros, evangelistas, etc.
7. Creemos en el don de lenguas, profecía, revelación, visiones, sanidades, interpretación de lenguas, etc.
8. Creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente; también creemos que el Libro de Mormón es la palabra de Dios.
9. Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aún revelará muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios.
10. Creemos en la congregación literal del pueblo de Israel y en la restauración de las Diez Tribus; que Sión (la Nueva Jerusalén) será edificada sobre el continente americano; que Cristo reinará personalmente sobre la tierra, y que la tierra será renovada y recibirá su gloria paradisíaca.
11. Reclamamos el derecho de adorar a Dios Todopoderoso conforme a los dictados de nuestra propia conciencia, y concedemos a todos los hombres el mismo privilegio: que adoren cómo, dónde o lo que deseen.
12. Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; en obedecer, honrar y sostener la ley.
13. Creemos en ser honrados, verídicos, castos, benevolentes, virtuosos y en hacer el bien a todos los hombres; en verdad, podemos decir que seguimos la admonición de Pablo: Todo lo creemos, todo lo esperamos; hemos sufrido muchas cosas, y esperamos poder sufrir todas las cosas. Si hay algo virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza, a esto aspiramos.
En 1899 James E. Talmage publicó el libro Artículos de Fe donde proporciona extensos comentarios y detalladas referencias de las escrituras de cada uno de las doctrinas mencionadas en los Artículos. Este libro lo leí antes de ser misionero y cuando fui misionero. Influyó tremendamente en mi conocimiento de la doctrina y lo mismo hará en todo aquel que lo lea con sinceridad.
En nuestra Iglesia los niños en edades comprendidas entre 18 meses y 12 años participan de la organización Primaria que es un programa organizado de instrucción y actividad religiosa cuyo propósito es enseñar el evangelio de Jesucristo y ayudarles a aprender a ponerlo en práctica.
Nuestros 5 hijos estuvieron en la Primaria durante su niñez y parte de su formación fue aprender de memoria los Artículos de Fe, lo cual nutrió su fe y testimonio del evangelio.
Los Artículos de Fe son maravillosos porque resumen en pocas palabras nuestras creencias, han sido consistentes desde que se publicaron y testifican de la inspiración de José Smith.


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Mateo Melgar  Ochoa

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EL AYUNO


La ley del ayuno siempre ha existido entre los verdaderos creyentes del pueblo de Dios, su práctica es quizás tan antigua como la familia humana. La primera parte del Antiguo Testamento no menciona el ayuno, debido a la escasez del registro no por la ausencia de la práctica. En las partes posteriores hay frecuentes referencias siendo la primera: “Entonces subieron todos los hijos de Israel y todo el pueblo, y fueron a la casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí delante de Jehová, y ayunaron aquel día hasta el atardecer; y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová”. (Jueces 20:26).
Ayunar era una costumbre regular entre los judíos cuando Jesucristo inició su ministerio: “Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero tus discípulos comen y beben?”. (Lucas 5:33). “El fariseo, de pie, oraba para sí de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano”. (Lucas 18:11-12).
Jesucristo enseñó el valor del ayuno: “Y Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días; y pasados éstos, tuvo hambre”. (Lucas 4:1-2). “Y cuando ayunéis, no pongáis un semblante como los hipócritas, porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público”. (Mateo 6:16–18).
El ayuno fue una práctica común en la Iglesia establecida por Jesucristo: “Ministrando, pues, éstos al Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. (Hechos 13:2-3). “No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en el ayuno y la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra falta de dominio propio”. (1 Corintios 7:5)
En las revelaciones de los últimos días el Señor ha confirmado la práctica de este antiguo principio.
“De cierto, esto es ayunar y orar, o en otras palabras, regocijarse y orar. (D y C 59:14). “También os doy el mandamiento de perseverar en la oración y el ayuno desde ahora en adelante”. (D y C 88:76).
Ayunar significa abstenerse voluntariamente de ingerir alimentos y bebidas durante cierto tiempo.
En la actualidad los miembros de la Iglesia ayunamos el primer domingo de cada mes. Se nos enseña que hay tres aspectos en la observancia de un ayuno apropiado: primero, abstenernos de alimentos y bebidas por dos comidas consecutivas o, en otras palabras, por veinticuatro horas; segundo, asistir a la reunión de ayuno y testimonios; y tercero, dar una ofrenda de ayuno generosa para el cuidado de los necesitados.
En nuestra familia iniciamos los ayunos en la comida del sábado y los terminamos en la comida del domingo. De esta forma, ayunamos durante dos comidas: la cena del sábado y el desayuno del domingo. Aunque no hay una norma de la Iglesia para efectuar el ayuno, excepto que tiene que ser por 24 horas y abarcar dos comidas.
En las Escrituras observamos que el ayuno suele ir unido de la oración.  El ayunar sin orar es solamente pasar hambre durante 24 horas; pero el ayuno combinado con la oración aumenta el poder espiritual. Cuando los discípulos no pudieron sanar a un muchacho que estaba poseído por un espíritu malo, le preguntaron al Salvador: “¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?” Jesús les dijo: “…este género no sale sino con oración y ayuno” (Mateo 17:19, 21).
Iniciamos y terminamos el ayuno con una oración, nos dirigimos a nuestro Padre Celestial para agradecer y pedir lo relacionado con el objetivo de nuestro ayuno. Ayunar con un objetivo especial tiene mucho más significado porque enfocamos nuestra atención en él, en vez de concentrarnos en el hambre que tenemos. No es fácil aguantar un día de ayuno especialmente en mi tierra Culiacán, Sinaloa donde el calor hace que pierdas líquidos muy rápido.
Podemos ayunar por diferentes objetivos. He ayunado para vencer mis debilidades, para pedir que llueva cuando hubo sequía en Sinaloa, por mis hijos, por obediencia al mandamiento, para encontrar trabajo, por la salud y bienestar de mi familia, para que una persona acepte el evangelio, para ayudar en la hambruna de Etiopía en 1985 y por las víctimas del maremoto ocurrido en el sudeste de Asia en 2005.
Mediante el ayuno he aprendido el autodominio, he superado debilidades, me he vuelto menos orgulloso y egoísta, he recibido respuesta a mis oraciones, he recibido revelación, he contribuido a satisfacer las necesidades de mi prójimo. En resumen el ayuno me ha acercado más a Dios y me ha permitido mostrar mi amor al prójimo.
Los objetivos y beneficios espirituales del ayuno se describen en todas las Escrituras, pero más significativamente en el Libro de Mormón. Veamos:
El ayuno es una manera de adorar a Dios y de expresarle gratitud (Lucas 2:37; Alma 45:1).
El ayuno es parte de perseverar hasta el fin para ser salvos (Omni 1:26).
El ayuno puede acompañar al pesar y al llanto sinceros (véase Alma 28:4–6; 30:1–2).
El ayuno nos hace humildes y firmes en la fe de Cristo (Helamán 3:35).
El ayuno proporciona guías para dar a conocer el Evangelio y magnificar los llamamientos en la Iglesia (Hechos 13:2–3; Alma 17:3, 9; 3 Nefi 27:1–2).
Por medio del ayuno pedimos a nuestro Padre Celestial que bendiga a los enfermos y a los afligidos (Mateo 17-14- 21).
El ayuno puede ayudarte a ti y a tus seres queridos a recibir revelación personal y a convertirse a la verdad (Alma 5:46; 6:6);
Isaías declaró en un hermoso y poético lenguaje el verdadero espíritu del ayuno y las maravillosas bendiciones que el Señor promete a aquellos que lo obedecen: “¿No es más bien el ayuno que yo escogí: desatar las ligaduras de la maldad, soltar las cargas de opresión, y dejar libres a los quebrantados y romper todo yugo? . ¿No consiste en que compartas tu pan con el hambriento y a los pobres errantes alojes en tu casa; en que cuando veas al desnudo, lo cubras y no te escondas del que es tu propia carne?.
Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salud se manifestará pronto; e irá tu rectitud delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te responderá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitas de en medio de ti el yugo, el señalar con el dedo y el hablar vanidad;
y si extiendes tu alma al hambriento y sacias al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía; y Jehová te guiará siempre, y en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego y como manantial cuyas aguas nunca faltan”. (Isaías 58:6-11). Sé que estas promesas son verdaderas.


Este es un segmento de uno de los libros que estoy escribiendo.


Mateo Melgar Ochoa


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sábado, 25 de marzo de 2017

EL TORNEO NACIONAL INTERZONAS


Las Giras Infantiles-Juveniles de las diferentes zonas del país han terminado y los jugadores calificados participarán en el Torneo Nacional Interzonas que generalmente se realiza en las vacaciones de Semana Santa. Sentí el deseo de escribir unas reflexiones sobre este tema y actualizar unas recomendaciones que escribí hace algunos años.


Durante la Gira la lucha por calificar a interzonas en ocasiones se torna literalmente en una guerra entre padres y jugadores, incluso entre profesores y directivos. En estas circunstancias llegamos a conocer el lado oscuro de los seres humanos, que son capaces de hacer lo que sea, con tal de ganar y calificar a interzonas. Los años pasan y el drama se repite año con año, cambian las personas pero las conductas siguen siendo las mismas.


Al terminar la Gira, estos padres y jugadores que fueron acérrimos enemigos, ahora deberán jugar como equipo representando a su zona. La naturaleza humana no es fácil de cambiar y menos en tan poco tiempo, por ello es que los equipos que participan en interzonas llegan divididos y ello se refleja en que los jugadores y padres se sienten hasta cierto punto contentos si al menos juegan mejor que otros integrantes de su equipo.


El culpar a los demás integrantes del equipo por no tener un buen resultado está a la orden del día en las pláticas entre padres y jugadores. El  yo jugué bien y tu jugaste mal es una realidad que lastima y divide al equipo.


Los directivos harían una contribución importante si preparan a sus jugadores y padres para que sean un verdadero equipo, dejando atrás las diferencias.


Veamos algunas recomendaciones prácticas para los jugadores. Su objetivo es optimizar el funcionamiento de los jugadores antes, durante y después de la competencia


MENTAL


DISFRUTA EL INTERZONAS. Participar en interzonas es una experiencia única. Disfruta cada momento de tu preparación y desde que inicie el viaje hasta que termine. Si disfrutas, tu rendimiento será mejor.


CONFÍA EN TUS HÁBITOS. Confía en lo que haces normalmente, en lo que te ha funcionado en otros torneos. No intentes cambiar de último momento. No cambies tu putt, tu rutina, tu técnica, tu estrategia, etc.


CONFÍA EN TUS PUNTOS FUERTES. Recuerda torneos pasados y determina cuáles son tus puntos fuertes como jugador. Identifica sólo puntos que dependan de ti. Confía en estos puntos. Esa es tu fortaleza.


MIS PUNTOS FUERTES SON:


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CLAVES MENTALES. Determina tú mismo o con la ayuda de tu profesor la clave mental para algunos golpes. Por ejemplo: swing completo - girar hombros; putt - dejar la vista. Comparte estas claves con el profesor y el capitán asignado a tu categoría.


GOLPE                                      CLAVE
Swing completo
Putt
Chip / Pitch
Trampa
Otro


ACEPTA LOS ERRORES. El golfista perfecto no existe. Los grandes jugadores aceptan los errores como parte del juego.


ACTITUD. Una mala actitud (no puedo, no me sale, hacer berrinches, etc.) es peor que una mala técnica. Cuida cada tiro y por más golpes que lleves no te rindas. Al final del día eso hará la diferencia.


CENTRA  TU ATENCIÓN. Centra tu atención en lo que depende de ti: la rutina, las actitudes, la técnica, etc. Aparta tu atención de los resultados.


ACOMPAÑANTES. Familiares, directivos, profesores, amigos, etc. Procura que no te afecten negativamente sus comentarios. Piensa que están contigo y su intención es ayudarte, pero es probable que estén nerviosos y les cueste manejar la situación. Olvídate cuanto antes de cualquier comentario que no te haya gustado.


ESTRATEGIA


STROKE PLAY. Sigue las estrategias generales de este formato.


DEFINE TU ESTRATEGIA PARA CADA HOYO.


ÁREAS SEGURAS. Identifica las áreas seguras de cada hoyo.


RESPETA EL SEMAFORO. La mayoría de los golpes de recuperación nos ofrecen 3 opciones: la opción A o color verde: es la opción más segura, nos permite lograr un buen bogey; la opción B o color amarillo: es una opción donde hay que tomar precauciones; y la opción C o color rojo: es la opción más peligrosa, la menos recomendable.


JUEGO CORTO. En el día de práctica dedica el tiempo suficiente para conocer los greens.


MANEJO DE EXPECTATIVAS. Establécete un rango de golpes que sea un reto alcanzable. Por ejemplo tirar entre 76 y 80 en 18 hoyos. Con esto en mente sabes que con un bogey estás dentro del objetivo y por no estar tan presionado saldrán más pares de lo esperado.


CHECKLIST
Bastones y bolsa limpios ____
Bolas suficientes y marcadas ____
Tees ___  
Marcas ____
Toalla ____
Guantes ____
Gorra ____
Lápiz ____
Bloqueador ____
Agua ____
Tela adhesiva ____
Aspirinas ____


FÍSICO


CAMINA. Cuando salgas al campo evita el carrito.


GANAR POR PIERNAS. Juega, al menos una vez antes de interzonas, 3 días seguidos rondas de 18 hoyos.


HIDRATACIÓN. Toma agua antes de tener sed. Determina cada cuántos hoyos tomarás agua.


NUTRICIÓN. Evita saltarte comidas. Evita cenar muy tarde. Seleccione bien los alimentos a comer. Consume snacks y tenlos programados. Está prohibido entrenar o competir en ayunas.


DESCANSO. Dedica tiempo suficiente a descansar. Necesitas acumular energía para la competencia. Respeta el tiempo de descanso de los demás jugadores, y que ellos respeten el tuyo.


RECREACIÓN. En el hotel o en la ciudad encontrarás múltiples actividades de recreación como internet, centros comerciales, cine, alberca, etc. Realizar actividades de recreación con moderación puede ayudarte a estar relajado y positivamente distraído. Si abusas de la recreación puedes distraerte en exceso y perjudicar tu concentración. Evita actividades de contacto donde puedas sufrir una lesión.


Ahora veamos algunas recomendaciones para acompañantes.


DIRECTIVOS.


ROL. Tu rol principal son las tareas organizativas.


ENFOQUE. Centra tu atención en tu trabajo. Gracias a tu trabajo los jugadores pueden centrarse en su preparación y en la competencia.


TRABAJO. El trabajo de los directivos es discreto y en el anonimato. Evita interferir en el funcionamiento de los jugadores.


OTROS ROLES. Los directivos en ocasiones quieren ser profesores y psicólogos de los jugadores dándoles consejos e instrucciones. Esta conducta cansa, distrae y presiona a los jugadores empeorando su funcionamiento.


DECLARACIONES. Evita hacer declaraciones triunfalistas para llamar la atención. Los jugadores en vez de motivarse se sienten más presionados y lo más probable es que su rendimiento sea menor.


REACCIONES. Sé ecuánime en tus reacciones ante las derrotas y victorias de los jugadores. No pongas como ejemplo a los que ganaron, ni hagas menos a los que perdieron.


CONDUCTAS PERSONALES. Si estás enojado, nervioso o decepcionado, no se lo transmitas a los jugadores.
UNIDAD. Los directivos son un factor importante para la unidad de todo el equipo. Es conveniente aplazar cualquier problema interno entre directivos, profesores y jugadores.


PROFESORES
ROL. Apoya a los jugadores en todo lo relacionado con su juego, antes, durante y después de la competencia.


APOYO. Es importante que los jugadores sientan tu apoyo, pero no les exijas ni les presiones. Ayúdalos a que den lo mejor de sí mismos.


ESTRATEGIA. Ayuda a los jugadores a preparar una buena estrategia.


ATENCIÓN. Ayuda a los jugadores a concentrarse en lo que depende de ellos.


TRANQUILIDAD. Prepárate para controlar tu ansiedad y ayuda a los jugadores a estar tranquilos antes de la competencia.


INSTRUCCIONES. Evita dar demasiados consejos. Limita la información para no confundir. No hagas cambios de última hora en las rutinas de los jugadores.


PADRES


ROL. Apoya a tu hijo (a) dándole todas las facilidades para que disfrute la competencia y rinda lo mejor posible.


PREPARACIÓN. Platica con tu hijo para que te diga cómo puedes ayudarle mejor, porque sin quererlo puedes presionarlo, preocuparlo o distraerlo.


AMOR. Que tu hijo sepa que lo quieres con independencia de los resultados de la competencia. Que sepa que no te va a decepcionar, pase lo que pase.


COMUNICACIÓN. Que tu lenguaje verbal y corporal sea para reforzar las conductas correctas. Evita la crítica, el reclamo, el regaño, etc.


APRENDIZAJE. Ayuda a tu hijo a que determine las enseñanzas obtenidas en el día.


NERVIOS. Evita transmitirle tus nervios a tu hijo. La mejor manera de ayudarle es dejarlo que esté tranquilo.


Mateo Melgar Ochoa


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