Los Santos de los
Últimos Días asistimos a la Iglesia el domingo a la reunión sacramental. Cada
reunión sacramental debe ser una experiencia espiritual en la que los miembros
de la Iglesia renueven sus convenios al participar de la Santa Cena. Otros
propósitos de la reunión sacramental son adorar, proporcionar instrucción del
Evangelio, efectuar ordenanzas, dirigir asuntos del barrio y fortalecer la fe y
el testimonio. (Nota: las citas en negritas son del Capítulo 18 del Manual
2).
Les comparto algunas sugerencias para mejorar
nuestras reuniones sacramentales.
“Los miembros del obispado… seleccionan los temas de los discursos”. He
observado que hay obispados que asignan a los discursantes mensajes de la
Conferencia General, lo cual es bueno para recordar las palabras de nuestros
líderes, el único detalle es que estos mensajes son más largos que el tiempo
que se le asigna al discursante. Algunos hermanos suelen leer estos discursos.
Sugiero que les aclaremos que seleccionen lo principal del mensaje y lo adapten
al tiempo asignado y las necesidades del barrio.
“Cuando se invita a miembros a hablar, un miembro del obispado explica
claramente el tema y el tiempo que debe hablar la persona. Aconseja a los
discursantes que enseñen las doctrinas del Evangelio, que relaten experiencias
que fomenten la fe, que den testimonio de las verdades divinamente reveladas y
que usen las Escrituras (véase D. y C. 42:12; 52:9)”. Usualmente
el secretario de barrio sólo le informa al miembro el tema pero no se le
explica el enfoque que se desea que le dé a su mensaje.
Al parecer no es una buena
práctica dar temas libres de acuerdo a estas indicaciones del manual.
Este artículo puede ayudar a
mejorar nuestros discursos:
“Los miembros del obispado planean la reunión sacramental… invitan a
miembros a ofrecer
la primera y última oraciones”. Planear la reunión
sacramental incluye el asignar con anticipación quienes ofrecerán las
oraciones. Es más probable que una persona asista a la reunión sacramental si
recibe la asignación de ofrecer una oración. Esta asignación es una buena
oportunidad para que los miembros nuevos y recién activados participen. Suele
ocurrir que las oraciones se asignan desde el púlpito y generalmente a miembros
de mucho tiempo o líderes, dejando sin oportunidad de crecer a los recién
conversos.
“No es necesario llevar a cabo una reunión de oración antes de la
reunión sacramental”. Si una
reunión de oración no es necesaria ni permitida, creo que no es correcto
realizar la junta de obispado o consejo antes de la reunión sacramental.
“El obispado se asegura de que las reuniones sacramentales comiencen y
terminen a tiempo”. Es muy
difícil iniciar a tiempo si antes de la reunión sacramental se tienen reuniones
de obispado o consejo. La reunión debe empezar a tiempo aún cuando haya pocos
miembros. Por otro lado cuando una reunión parece que va a terminar a tiempo un
miembro del obispado o de la presidencia de estaca da un mensaje improvisado y
no terminan a la hora. Los mensajes de cierre de los miembros del obispado o
líderes de estaca deben ser la excepción y no la regla.
Una situación recurrente es
que al último discursante no le dejen tiempo quienes lo precedieron, este
discursante debe ser capaz de adaptar su mensaje al tiempo disponible. Terminar
a tiempo un mensaje es una virtud olvidada.
La hora de terminar incluye
que ya se hayan realizado el último himno y la oración
“Anuncios (si es posible, la mayoría de los anuncios deben estar
impresos a fin de no ocupar el tiempo de la reunión sacramental; el obispado
puede hacer brevemente anuncios esenciales antes del primer himno)". He
visto intentos de boletines de barrios pero no han tenido éxito ni continuidad
por falta de compromiso de los líderes. Una opción sencilla es imprimir los
anuncios en una hoja carta y publicarlos en los pizarrones, invitando a los
miembros a que le tomen una foto. Incluso se puede compartir este archivo en
los grupos de las redes sociales.
“Los líderes dan ejemplo de reverencia durante el tiempo previo a la
reunión sacramental. El obispado y los oradores deben estar en sus asientos por
lo menos cinco minutos antes de que comience la reunión”. Los discursantes deben estar en el estrado
desde el inicio del servicio. Se pierde valioso tiempo cuando los discursantes
están entre la congregación y tienen que dirigirse al estrado al terminar el
discursante que los precede.
He visto barrios donde se
nombran los discursantes y el miembro del obispado está viendo si los
discursantes están presentes, en ocasiones están presentes y ni siquiera saben
que tenían discurso asignado. Se crean unas situaciones muy incómodas para
todos.
Sugiero que el miembro del obispado
que le toca dirigir ese domingo verifique que los discursantes están enterados
de su asignación y que confirme su participación. Esto puede hacerlo él mismo
desde un domingo antes o mediante una llamada telefónica, o puede asignarlo a
un secretario.
“Tiempo previo a la reunión sacramental. No es un tiempo para conversaciones ni para
transmitir mensajes”. De repente los miembros del obispado parecen
managers de beisbol enviando señales a algunos miembros sobre asuntos como la
oración, la dirección de la música, la santa cena, la asistencia, etc. Sugiero
que el secretario o un poseedor del Sacerdocio Aarónico estén en el estrado con
el obispado para ayudarles en los detalles.
Si en el tiempo previo a la
reunión sacramental no es correcto transmitir mensajes, menos lo será hacerlo
en plena reunión sacramental. Ahora está de moda que quienes están presidiendo
están enviado mensajes o están ocupados en otros asuntos en sus dispositivos
móviles, considero que está práctica no va acorde con el espíritu de la
reunión.
“El obispado selecciona temas para discursos y para la música en las
reuniones sacramentales.
Los discursos y la música deben centrarse en temas del Evangelio que
ayuden a los miembros
a edificar la fe y el testimonio”. Sugiero que se llame
al Presidente o Director de música de barrio, tal como indica en el Manual 2.
Es triste ver que cada domingo se llama a alguien por dedocracia a dirigir los
himnos, lo clásico es que sea la hermana que ya tiene 2 o 3 llamamientos.
De preferencia que los
himnos tengan relación con los temas de los discursantes.
Sugiero que se llame a un
organista o pianista de barrio. En caso de que no haya, llamar a alguien para
que se prepare para serlo.
“El obispado selecciona a miembros para que participen en las reuniones
sacramentales. La mayoría de las oportunidades para participar se dan a los
miembros”. No me agrada una reunión sacramental donde discursan
los 3 miembros del obispado o los miembros que discursan siempre, y se cree que
fue una gran reunión. Mucho menos cuando esto ocurre con demasiada frecuencia. Es
obvio que no se está planeando bien y no hay un control de quienes han
discursado.
La mezcla de discursantes
debe ser apropiada. Por ejemplo:
- Joven, recién converso y un miembro con más
experiencia.
- Joven, hermana y un
hermano.
- JAS, una hermana y un
líder del barrio.
Sólo por citar algunos
ejemplos.
El punto es que se de
oportunidades a todos los miembros.
El orden de los discursantes
también es importante. No se pasa al más experimentado al principio, sino al
final, ya que el podrá adaptar su mensaje de acuerdo al tiempo que le quede al
servicio.
“Los miembros del obispado invitan con regularidad a jóvenes de 12 a 18
años para que hablen en la reunión sacramental. Los jóvenes deben hablar
brevemente (unos cinco minutos cada uno) sobre temas asignados del Evangelio”. No
es correcto asignar el mismo tiempo a todos los discursantes. Mientras que a
los jóvenes y tal vez a los recién conversos sólo se le asignan 5 minutos, a
otros discursantes se les puede asignar mensajes de 10 minutos, ya que generalmente
la repartición de la santa cena termina a la media hora.
“El obispado usualmente invita a los misioneros a hablar en la reunión
sacramental justo antes de que partan y cuando regresen. El obispado deja bien
claro que ésta es una reunión sacramental regular y no una despedida o
bienvenida misional. El obispado planea y dirige estas reuniones”. No
estoy muy seguro que se esté cumpliendo con este punto, aunque se puede pensar
que el “usualmente” no es un deber.
“Los miembros del obispado deben extender invitaciones para hablar en la
reunión sacramental con bastante anticipación a la reunión”. No es correcto llamar
discursantes apagafuegos o improvisados, y mucho menos que estos digan que les
acaban de avisar. Una estrategia muy útil es que el miembro del obispado que
dirige le tocará discursar en caso de que falle algún discursante. De esta
manera el miembro del obispado se prepara y da un buen mensaje.
“Reunión de ayuno y
testimonios. Después
de la Santa Cena, el miembro del obispado que esté dirigiendo la reunión
expresa un breve testimonio. A continuación invita a los miembros a expresar
testimonios sinceros y a relatar experiencias que fomenten la fe. El obispado anima
a los miembros a ser breves en sus testimonios a fin de que más personas tengan
la oportunidad de participar”. Esto de ser breves se debe
repetir cada domingo de testimonios. Debido a que los líderes y otros miembros
son los que discursan con más frecuencia, el resto de los miembros aprovechan
la reunión de testimonios para discursar. Se debe educar a los miembros
respecto a lo que es un testimonio.
“Tal vez sea mejor que los niños pequeños aprendan a compartir sus
testimonios en entornos
tales como la noche de hogar o cuando den discursos en la Primaria hasta
que tengan la edad
suficiente para hacerlo en una reunión de ayuno y testimonios sin la
ayuda de un padre, de un
hermano o de otra persona”. A pesar de que ya recibimos
un comunicado de la Primera Presidencia, es una práctica que continua. La
sugerencia es que se diga en cada reunión de testimonios hasta que se erradique
esta práctica.
Son temas que ya conocemos
pero es necesario darle seguimiento hasta que se note una mejoría.
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