“Nuestro
propósito es ayudar a los jóvenes adultos a entender y confiar en las
enseñanzas y en la expiación de Jesucristo, a hacerse merecedores de las
bendiciones del templo y a prepararse ellos mismos, a su familia y a los demás
para la vida eterna con su Padre Celestial”.
De
acuerdo a esta declaración basaré mi mensaje en 4 puntos.
1.
Escudriñad las escrituras y aplicarlas en nuestra vida.
2.
La expiación de Jesucristo.
3.
Merecedores de las bendiciones del Templo.
4.
Preparación para la vida eterna.
Primero, veamos el escudriñar las
escrituras.
El
Salvador dijo: “Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en
ellas tenéis la vida eterna”. (Juan 5:39). “Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a
ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. (Juan 17:3).
Lehi
vio en la visión del árbol de la vida una barra de hierro que representaba la
palabra de Dios. También vio a muchas personas que habían probado del fruto y
“cayeron en senderos prohibidos y se perdieron” y otros más que “se desviaron
por senderos extraños”.
Considero
que la situación actual puede llevar a los adultos solteros a caer en senderos
prohibidos y desviarse por senderos extraños. ¿Pero cuáles son los senderos
extraños y prohibidos?
La
liberación sexual.
La
homosexualidad.
La
pornografía.
Las
drogas.
La
delincuencia.
Las
pandillas.
El
alcoholismo.
Los
ninis.
Los
tatuajes.
El
piercing.
El
aborto.
El
control natal.
El
feminismo.
El
ateísmo.
El
egocentrismo.
La
idolatría (artistas, deportistas, etc.)
La
adicción a internet.
La
adicción al celular (nomofobia)
La
adicción a la música.
La
adicción al trabajo.
Sólo
por mencionar algunos.
El
Señor sabe que los jóvenes adultos estarían expuestos a estos problemas, así
que estableció el programa de Instituto por medio de sus siervos. El Presidente
Monson declaró: “te pido que hagas de tu participación en Instituto una
prioridad”.
Piensa
unos segundos sobre las que consideras tus prioridades en la vida. Nuestras
verdaderas prioridades quedan claramente definidas por el tiempo que les
dedicamos. Ahora piensa sobre tus prioridades en función del tiempo que les
dedicas. Dedicamos horas a la televisión o al internet pero no leemos las
escrituras ni hacemos la oración.
Moisés hizo una serpiente de bronce por mandato de Dios para que por
ella se sanaran los israelitas que
habían recibido mordeduras de serpientes ardientes en el desierto. En Alma
33:19-21 leemos:
“He aquí, Moisés
habló de él; sí, y he aquí, fue levantado
un símbolo
en el desierto, para que quien mirara a él, viviera; y muchos miraron y
vivieron. Pero fueron pocos los que comprendieron el
significado de esas cosas, y esto a causa de la dureza de sus corazones. Más
hubo muchos que fueron tan obstinados que no quisieron mirar; por tanto,
perecieron. Ahora bien, la razón por la que no quisieron mirar fue que no
creyeron que los sanaría.
Oh hermanos míos, si fuerais sanados con tan sólo mirar para quedar sanos, ¿no
miraríais inmediatamente?, o ¿preferiríais endurecer vuestros corazones en la
incredulidad, y ser perezosos y no mirar, para así perecer?”. (Alma 33:19-21).
La invitación del Presidente Monson de asistir a Instituto es sencilla
como la invitación de Moisés de ver la serpiente de bronce.
El segundo punto es la
expiación de Jesucristo.
Precisamente en una clase de Instituto
aprendí que la palabra expiación en inglés es atonement. La primera parte de la
palabra at one significa ser uno. Expiación según la guía para el estudio de
las escrituras es la reconciliación del hombre con Dios.
La expiación de Jesucristo consistió en su sufrimiento por los pecados
de la humanidad en el Jardín de Getsemaní, el derramamiento de su sangre, y su
muerte y su resurrección del sepulcro.
Me gusta leer los mensajes que han dado poco antes de su muerte los
apóstoles y profetas de nuestra época. Uno muy memorable es el que dio el élder
Bruce R. McConkie en la Conferencia General de abril de 1985.
“Yo siento, y el Espíritu parece concordar conmigo, que la doctrina más
importante que puedo declarar, y el testimonio más poderoso que puedo compartir,
es el del sacrificio expiatorio del Señor Jesucristo. Su expiación fue el
acontecimiento de mayor trascendencia que ha ocurrido o que jamás ocurrirá
desde el alba de la Creación a través de todas las edades de una eternidad sin
fin.
Es el acto supremo de bondad y gracia que solamente un dios podría
realizar. Por medio de la Expiación, se pusieron en vigor todos los términos y
condiciones del eterno plan de salvación del Padre. Mediante ella, se llevan a cabo la inmortalidad
y la vida eterna del hombre.
Ahora bien, la expiación de Cristo es la doctrina más básica y
fundamental del Evangelio; y de todas las verdades reveladas, es la que menos
comprendemos. La mayoría de nosotros tenemos un conocimiento superficial y dependemos
de la bondad del Señor para ayudarnos a superar las tribulaciones y los
peligros de la vida.
Pero si hemos de tener la fe de Enoc y de Elías, debemos creer lo que
ellos creyeron, saber lo que sabían y vivir como vivieron. Quisiera invitarlos
a unirse conmigo para obtener un conocimiento firme y verídico de la Expiación.
Debemos dejar a un lado las filosofías de los hombres y el conocimiento de los
sabios y dar oído a ese Espíritu que se nos da para guiarnos a toda verdad”. 13
días después falleció el élder McConkie.
Hace tiempo que aprendí que todo se centra en Jesucristo, por ello me
gusta incluir en cada clase o discurso escrituras que testifiquen de él.
Veamos el tercer punto.
Merecedores de las bendiciones del Templo.
El
conocimiento. Desde que me convertí a la Iglesia a los 14 años fui como Abraham
quien dijo: “habiendo sido yo mismo seguidor de la rectitud, deseando también
ser el poseedor de gran conocimiento”. (Abraham 1:2). Estuve 3 años en
seminario. Cuando entre a Instituto recibí tesoros que he guardado por más de
20 años. Estos tesoros son los manuales de Instituto. Antes de la misión leí
toda la literatura de la Iglesia que podía comprar o encontrar en las casas de
los miembros que tenían más tiempo.
No
conforme con ello me inscribí a FARMS Foundation Ancient Research and Mormon
Studies que ahora es el Maxwell Institute en honor al élder Neal A. Maxwell. https://mi.byu.edu/
Dignidad.
Me gradué de Instituto. (Sacar certificado). En mi curriculum incluyo lo
siguiente: - Graduación Instituto de Religión (4
años de estudio de principios morales), Culiacán, Sinaloa, 8 de junio de 1996.
El conocimiento de los principios del evangelio te permite llegar a ser digno
de entrar al Templo. Me gusta la frase de los Templos que dice: “Santidad al
Señor”. La santidad es el proceso por el
cual la persona se limpia del pecado y se vuelve pura, limpia y santa mediante
la expiación de Jesucristo.
Los
convenios. El principal de ellos es el matrimonio pero hablaré sobre él en el
último punto.
El último punto es la preparación para la
vida eterna.
El
Instituto me ha preparado y me sigue preparando, ahora como maestro, para la
vida eterna.
En
aquellos días antes de irme a la misión me dedique a coleccionar las biografías
de las Autoridades Generales que aparecían en las Liahonas. El patrón era
claro: salir a la misión, regresar, empezar la universidad, casarse antes de
terminar la carrera y formar una familia. Terminar la carrera universitaria, servir en
la Iglesia y tener una buena profesión. Estaba convencido que ese era el plan
para mi vida.
En
la preparatoria estuve en el Tecnológico de Culiacán. Generalmente tenía turnos
mixtos y en la tarde después de clases me iba al Instituto. Me gustaba llegar
temprano para jugar basket, fut o ping pong. Ahí conocí a varias jóvenes, prueba
de ello son estas fotos que tengo cuando salí a la misión. Es curioso pero mi
esposa no está entre las 7 jóvenes de la foto.
Cuando
regrese de la misión seguí participando de Instituto incluso casado. En
Instituto sólo tuve 2 novias formales, Raquel Arias y mi esposa Claudina. Por
supuesto trate y salí con otras jóvenes pero afortunadamente note que no
estaban convertidas al evangelio.
Una
de las maneras que nos prepara el Instituto para la vida eterna es dando servicio.
Soy un convencido que Nuestro Padre Celestial responde oraciones a través de
nosotros. Es conocido el relato del Élder Uchtdorf sobre la estatua que perdió
sus manos en un bombardeo en la segunda guerra mundial. Después de varias
propuestas sobre que hacer al respecto le pusieron la placa: “ustedes son mis
manos”.
Uno
puede ser muy bendecido al servir al Señor, incluso con una esposa. Les cuento
de mi diario: “Yo fui llamado al Sumo Consejo y se me asigno el Barrio
Libertad, al cual ella (Claudina) asiste. Pasé varios meses asesorando el
Barrio, pero nunca tuve la intención de cortejarla ya que ella tenía novio. Su
novio se fue a la misión y yo sólo sentía admiración por ella.
En
febrero o marzo de 1991 dividieron el Barrio en 2 ramas, y yo le pedí a Jesús
García, el otro asesor del Sumo Consejo, que me dejara asesorar la rama donde
estaba Claudina, y el amablemente accedió. Así que cada vez que iba me llamaba
más la atención. Entraba a su clase de la Escuela Dominical para checar como
daba sus clases y a la vez para observar su hermoso rostro”. Seguro pueden
imaginar el resto de la historia, que por cierto no fue fácil hacerla realidad.
El
Instituto nos prepara para la vida eterna al
prepararnos para los roles más importantes que tenemos en vida: ser
esposo, padre, sacerdote y proveedor de la familia.
En
el último año de la Universidad iba a la escuela, trabajaba de caddie, hacía el
servicio social, asistía a Instituto, servía como secretario de estaca y era
padre y esposo.
“Nuestro
propósito es ayudar a los jóvenes adultos a entender y confiar en las
enseñanzas y en la expiación de Jesucristo, a hacerse merecedores de las
bendiciones del templo y a prepararse ellos mismos, a su familia y a los demás
para la vida eterna con su Padre Celestial”. Creo en los propósitos de
Instituto porque soy un fruto de este programa.
En
el nombre de Jesucristo. Amén.
De
un discurso dado en el Programa de Apertura de Seminario e Instituto de la
Estaca León México, realizado el 19 de enero de 2014.
Para mayor información sobre Instituto visita:
https://www.lds.org/si/institute?lang=spa
Publico este mensaje en memoria de Luis Jorge Beltrán, padre, esposo, amigo, golfista,
médico, homeópata, líder SUD en Culiacán, Sinaloa y uno de mis mejores maestro
de Instituto.